jueves, 6 de junio de 2013

¿Chivo yo? ¿Junio ya?


Acabo de darme cuenta de que estamos en el mes seis del año... junEo... ¡Dios! Si me preguntaran en qué mes me siento en este momento diría algo así como febrero. ¿Cuándo aumentó la velocidad el 2013? ¿Por qué de repente comenzó a apurarse tanto? ¿Qué será lo que tiene que hacer en diciembre que se puso tan frenético? Ay, que no sea ir a mi cumpleaños...
El 2013 comenzó muy bien, sospechosamente bien. Fue un caso típico de algo "demasiado bueno para ser verdad", una de esas cosas que uno dice que "fue linda mientras duró". Ahora que me han bajado de la nube violentamente me doy cuenta de que estamos en la segunda mitad del año y de que me toca otra vez empezar de cero.
No es la primera vez que pienso que tendría que ponerle más cerebro y menos corazón a mis acciones, lo que pasa es que me cuesta mucho desobedecerle a mis corazonadas por muy locas o irracionales que parezcan a veces. El punto es que quizá haya llegado la hora de modificar eso un poco, de ser más responsable, más centrada, de cambiar de una vez por todas mi foto de perfil de facebook, jeje. Es hora de pensar en algo que sea bueno y útil para mi futuro.
Por otro lado, uno se la pasa pendiente del futuro y el muy jediondo nunca termina de llegar. Hace poco (cuando era feliz y no lo sabía), subtitulé una peli intensa que se llamaba así, "The Future". Era sobre una pareja muy hispter que decidía adoptar un gato que tenía una pata rota, y el pobre gato esperaba y esperaba en el refugio de animales ese futuro feliz... ¿Habían notado el parecido entre "futuro" y "Arturo"?
Desde la semana pasada siempre hay un momento del día en el que me pongo triste y me da rabia porque estoy consciente de que ya debería dejar de lamentarme por lo que pasó y aceptar que lo que era, ya ni es, ni va a ser. Entonces pasa que además de sentirme mal, me siento mal por sentirme mal: por ser frívola y egoísta; la verdad es que tengo muchas más razones para estar feliz.
Por ejemplo, en marzo me gradué de la universidad ("ya soi argien n la bida!"); por ejemplo número dos, tengo una familia que me apoya en casi todas las irresponsables decisiones que tomo; tengo dos perros y algunos amigos a los que quiero y que además me quieren incondicionalmente (sobre todo los perros); vivo en un mundo lleno de detalles capaces de alegrarme el día en un segundo: un comentario en la calle, la sonrisa de un desconocido, un cielo bonito, una escena familiar, el escándalo de una guacamaya a las 5 de la tarde, un anuncio con errores ortográficos, etc, etc, etc., pero parece que aún necesito tiempo. Apenas ha pasado una semana desde "el fatídico evento" y, sin embargo, juzgando por cómo me siento hoy en relación a cómo me sentía hace unos días, voy muy bien.
Voy a hacerle caso a mi mamá y dejaré que las cosas lleguen a su debido tiempo. Haré como en el programa que veía Sofi cuando era chiquita: me sentaré en "el sillón de pensar" y sacaré "mi práctica y querida libreta" para escoger entre mis opciones la que más me guste y ponerme manos a la obra... ¡qué lujo! Eso sí, con carma, mija querida, que nadienn la está apurando.
Yo sé que este año todavía tiene el potencial de ser un año buenísimo, lo que tengo es que volver a metérmelo en la cabeza (de chorlito).

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